Phi, o la Proporción Áurea, es el patrón que regula un montón de fenómenos naturales. Aunque Phi es realmente un número, el interés de Phi reside en su valor como proporción.

Desde los antiguos griegos, pasando por buena parte de la teología cristiana medieval, Phi se ha asociado a la belleza y a perfección divina. Phi es la proporción entre la distancia del hombro a los dedos y la distancia del codo a los dedos; entre el diámetro de la boca y el de la nariz; es la proporción que guarda la Pirámide de Gizeh, el Partenón de Atenas, o el Hombre de Vitruvio.

 

Sin embargo, más que un ideal estético, Phi es una constante natural: regula la cantidad de abejas machos y hembras en un panal, la disposición de los pétalos de las flores, la distribución de las hojas en un tallo, la distancia entre las espirales de una piña, o la la distancia entre las espiras del interior espiralado de cualquier caracol.

Dicho de otra manera, Phi es una de las formas básicas en la que se organiza el mundo natural.

Ésta es la forma básica en la que se organiza el mundo social:

O, para no usar el mismo gráfico siempre:

 

Una enorme cantidad de personas contribuyendo muy poco al total, y un escaso número contribuyendo de forma gigantesca. Ya podemos hablar de dinero, de votos, de descargas, de la concentración demográfica, o de casi cualquier aspecto de la vida en sociedad.

Incluida, claro está, la participación:

Esto no son teorías, son hechos. Por eso sorprende que a día de hoy aún se aspire a vete a saber que porcentajes de participación. Es irreal, y el que venda esto miente. La práctica totalidad de fenómenos sociales se regulan por la famosa ley del 80/20.

Podemos discutir la proporción exacta lo que queráis, pero algo está claro:  de la misma manera que la naturaleza se regula a través de Phi, la sociedad se regula a través de la ley de Pareto. Y eso no es ni bueno, ni malo; simplemente es.

Por eso los fans, son cada vez más importantes. Por eso los estudios se gastan lo que no está escrito promocionando sus films en la ComicCon de San Diego. De ahí el auge de los frikis (sic). No es que ellos sean los elegidos, es que ellos son los que primero reaccionan (a veces los únicos que lo hacen), y los que mueven el culo para dar a conocer algo a los demás.

Aquellos que lo entienden y estructuran su oferta para captar su atención reciben la recompensa de un público fiel y a menudo una buena difusión, aquellos que persiguen a la masa, se encuentran con el silencio del  80% (por lo bajo) de su público.

Ojo, no quiero decir aquí que las marcas deban pensar exclusivamente en los fans. Esa es la lógica del trendsetter y ya veis donde nos ha llevado. Lo que quiero decir es que sea cual sea tu público  solo captarás el interés real de una minoría, y esos serán tus fans. El resto seguramente te comprará, incluso puede que les gustes mucho, pero solo unos pocos se dejarán notar. Si te lamentas por el 80% que se queda en silencio te perderás al 20% que sí habla. Y cada uno de ellos vale su peso en oro.